El miércoles anterior Ecuador venció a Bolivia 1-0 en un partido amistoso en el que se dio un caso que ha causado polémica en el ambiente futbolístico nacional.
Resulta que ante el asombro de todos el jugador que vistió la cinta de capitán en la Tricolor fue Edison Méndez y no Iván Hurtado quien la había portado hasta hace poco en la Copa América de Venezuela.
En la rueda de prensa, al final del partido, al ser consultado el técnico Luis Fernando Suárez sobre el particular, se limitó a decir que es un tema que no tiene mucha importancia y que (la prensa) "no busquen peras al olmo".
Al día siguiente mi compañero en Radio Sonorama, Fabián Gallardo, dio a conocer lo que había sucedido. En el camerino ecuatoriano, Iván Hurtado le solicitó la banda de capitán al coordinador Pedro Mauricio Muñoz y éste le dijo que quien la iba a portar en ese partido era Edison Méndez, ante lo cual Hurtado se vio sorprendido ya que no había sido comunicado de este cambio.
Hoy, Luis Fernando Suárez dio una entrevista al colega Marcelo Lema de RTS, en la que señaló que le dio la banda de capitán a Méndez para darle más protagonismo y que hará rotar la capitanía entre otros jugadores.
Es cierto que las decisiones dentro del seleccionado ecuatoriano las toma su técnico Luis Fernando Suárez y que él responde por cada una de ellas. Pero en este caso el colombiano se fue en contra de los códigos del fútbol y no respetó la jerarquía de Iván Hurtado.
No estoy en desacuerdo en que Edison Méndez haya llevado la banda de capitán, se lo merece y ha hecho mucho para ganarse ese lugar.
En lo que discrepo es en la falta de comunicación del técnico para con sus jugadores. Suárez irrespetó a Hurtado al no comunicarle de su decisión antes de que este se enterara en el camerino por terceras personas. Nada le costaba a Suárez en indicarle a Hurtado, en la concentración, un día antes, horas antes del juego, que él no iba a ser el capitán ante los bolivianos y que sería Méndez.
Por más que el estratega colombiano diga que no le busquemos peras al olmo tiene que reconocer que se equivocó, una vez más.