El sábado anterior transmití, para radio Sonorama, el partido entre Ecuador y Perú por el Campeonato Sudamericano Sub-17, desde el estadio Bellavista de Ambato y dije que, ante el empate sin goles, no había que perder la fe mientras existiera una luz de esperanza en cuanto a una posible clasificación de la Tricolor a la siguiente fase.
En ese momento mis palabras pudieron sonar ilusas porque el próximo rival era Brasil, que venía golenado a Bolivia -equipo que nos ganó en el debut- y que además, venía mostrando un buen funcionamiento futbolístico, lo que Ecuador no lo había hecho.
Pero quedaba ese partido por jugar y había que esperar a ver si ocurría "el milagro" de ganarle a Brasil y así poder clasificar a la siguiente fase. No había que darse por vencido antes de jugar ese partido. Entonces puse el ejemplo de la victoria del Caracas 1-0 sobre el River Plate en la Copa Libertadores de América, nada más ni nada menos que en el propio estadio Monumental de Buenos Aires.
Cierto es que tan convencido de un triunfo ecuatoriano no estaba, pensaba, y decía, que iba a ser sumamente difícil ganarle a Brasil, al menos por los antecedentes de juego en el torneo.
Pero el "milagro" se dio. Los juveniles ecuatorianos ganaron a Brasil y lo que es más rescatable, lo hicieron metiéndole 5 goles, sí, CINCO GOLES, ¡ a Brasil !.
Me alegré, y sigo contento, con lo que hicieron nuestros juveniles en Latacunga. Nos dieron una lección de humildad y sacrificio para lograr los objetivos. Estoy seguro que la liguilla final del Sudamericano será diferente a la primera fase porque Ecuador ha mejorado constante han transcurrido los partidos.
Para la Tricolor juvenil, dirigida por Homero Mistral Valencia, sólo hay que desear todo tipo de éxitos y darles nuestro apoyo en este tramo final. Ya lograron el primer objetivo, clasificar a los Juegos Panamericanos de Brasil. Ahora queremos ir al mundial.
No quiero con estas palabras dar a notar que YO SI LO DIJE, no, sólo que recuerdo que en el fútbol como en la vida, mientras haya una luz de esperanza NO HAY QUE PERDER LA FE.
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