Tras la resolución de la FIFA de impedir partidos internacionales en ciudades con una altitud mayor a 2.500 metros sobre el nivel del mar, inmediatamente se les ha caído la máscara a brasileños, uruguayos y argentinos. Especialmente a los dos primeros. Y es que esta medida les ha contentado sobremanera porque ya no tendrán que "sufrir" en ciudades como Quito, La Paz, El Cusco o Bogotá. Ya mucho se ha dicho sobre lo irracional de esta decisión adopatada por el Comité Ejecutivo de la FIFA, con argumentos sólidos, científicos, etc.
Ahora es menester decir las cosas por su nombre y señalar exactamente lo que Brasil, Uruguay y Argentina generan en el sentimiento futbolero de los países andinos.
Estoy convencido que la búsqueda de una resolución como estas no es más sino un acto de cobardía. Sí, de cobardía, de miedo ante el crecimiento de selecciones como la de Ecuador.
Y es que al no encontrar los argumentos futbolísticos para ganarnos en la cancha, han buscado los más absurdos argumentos para intentar "golearnos" en la mesa.
Pero si esto es cobardía, mucho más es el hecho de que los directivos de Brasil, Argentina, Uruguay y de la Conmebol, hayan actuado a las espaldas de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, y de los otros países sudamericanos.
Sin embargo, el día de las definiciones y de hablar claro mirándonos fijamente a la cara llegará, y justamente será el 16 de junio en el seno de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Allí, donde estos mismos directivos traicioneros han solicitado el apoyo y la unidad del fútbol sudamericano para sus propósitos en más de una ocasión.
Ese día sentirán el peso de sus conciencias y la voz altiva de un pueblo andino que no se somete a neoconquistas de seudo caciques del balompié sudamericano.
Ese día les gritaremos en coro: ¡COBARDES!
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