martes, 18 de septiembre de 2007

¡TOCAMOS FONDO!


La muerte del niño Carlos Cedeño acaecida en el estadio Monumental el domingo anterior, antes del Clásico del Astillero, nos trae muchas reflexiones a la cabeza que desembocan en una sola: ¡hemos tocado fondo!
Recientemente leí el libro "Umberto Eco y el fútbol" de Peter Pericles Trifonas, y allí el semiótico y novelista señala lo siguiente: "El Fútbol es uno de los muchos signos que se basan en la mentira. Canibaliza y carnavaliza la cultura - utilizando sus mismos sistemas de representación según una serie de reglas propias y arbitrarias- para hacerla participar en un juego > que algunos se toman muy en serio y que a veces tiene graves consecuencias".
Eco tiene mucha razón cuando desenmascara al fútbol como un juego y no como la realidad misma, como esa realidad que muchos se toman muy en serio cuando sale a relucir su subconsciente en los estadios.
Sobre el hincha dice: "Se fomenta y se busca sistemáticamente la rivalidad a toda costa. Los conflictos sociales y políticos pasan a formar parte de la violencia competitiva entre grupos de seguidores enfrentados. El objetivo es superar a un igual por el derecho a reclamar honor y estatus en el seno de las hinchadas rivales y entre éstas".
Lamentablemente en el Ecuador hemos llegado a este punto en el que ser hincha del equipo distinto al de uno es una herejía.
El ser humano ecuatoriano debe definir lo que verdaderamente es en este mundo del fútbol. Debe reconocer su "enfermedad" como lo hacen los alcohólicos o drogadictos cuando entran a un proceso de rehabilitación.
Porque eso necesitan los seguidores del fútbol ecuatoriano una rehabilitación por intermedio de un profundo proceso de sensibilización para llegar a la concientización.
Cada uno de ellos debe sincerarse y preguntarse qué es: un simpatizante (que reconoce la existencia de otros equipos), un hincha (tiene capacidad crítica), un fanático (no reconoce la existencia de otro), etc.
Los hinchas ecuatorianos necesitan este acto de contricción, está en ellos el deseo ferviente a mejorar y hacer de esto una fiesta y no una barbarie.
No sirve de nada las campañas de concienciación, los operativos policiales, los llamados al orden, etc., si los hinchas cierran sus oídos y hacen caso omiso de las advertencias.
Hemos tocado fondo y debemos salir de ahí, para que así, Carlos Cedeño pueda desacansar en paz.


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