jueves, 16 de noviembre de 2006

HERNAN BARCOS, EL DELANTERO DE MODA ( II )

Lo mejor que le ha dado el balompié a Hernán Barcos "es esta tranquilidad, la alegría de triunfar", y además "jugar al fútbol que es lo más lindo que hay.
No le gustan las concentraciones, pero dice que no es el único. "A ningún jugador le gusta, el que dice que le gusta las concentraciones es mentira, a nadie le gusta concentrar. Eso es lo único que no me gusta del fútbol".
Se considera un hombre casero, no le gusta salir mucho, prefiere compartir con sus tres hermanos y su mamá, siempre guardando el recuerdo de su padre fallecido cuando Hernán tenía 10 años de edad. Es el único futbolista de la familia que se enorgullece cada vez que escuchan o leen algo de él allá en su natal Córdoba. Allá espera ir pronto, y ojalá con el título ecuatoriano, para alentar a unos de sus amores, Talleres, el equipo por el que un día se volvió loco de tanto sufrir.
Ahora ya piensa en él, y en su novia, porque en diciembre, ya mismo, contraerá matrimonio con ella que es la que más disfruta cuando anota un gol.
Tiene contrato con Olmedo hasta julio del 2007, por eso no se intranquiliza o marea cuando se habla que lo quieren Racing, Barcelona, Liga de Quito, etc.
No le interesa el papeleo de los contratos, sólo el fútbol. “No me gusta saber si este o el otro me pretende porque después uno por ahí se hace ilusiones y se va del juego, así que no me interesan esas cosas, para eso tengo un representante”.
Es como una de la tantas cábalas que dice tener pero la mejor es “cuidarme toda la semana, es la mejor cábala y la mejor forma de estar bien el fin de semana”.
Y sí que lo está. Por eso es de esos delanteros que siempre inventan, porque tienen la mente despejada, o mejor, totalmente ocupada, sí, en el fútbol. “Soy un delantero que todos piensan que con los pies voy a ser duro porque soy alto, pero por ahí saco cosas que nadie las espera y esa es la diferencia que les sacó a los defensores, cuando les saco una maniobra distinta a la que ellos están pensado”.
Le gusta mucho perfeccionar su técnica y en los entrenamientos “siempre trabajo en el manejo de la pelota para tratar que no se me vaya ni un centímetro larga. Es igual el tema de la recepción, si tú recepcionas mal cuando estás en un mano a mano se te va y pierdes la oportunidad de gol”.
Pero en Riobamba, en el estadio Olímpico es más complicado admirar su técnica porque considera que la cancha es la más difícil del país, por su mal estado. Por el contrario hay canchas en la que nadie lo detiene como son la del Atahualpa, la del Monumental, la del Capwell o la de la Casa Blanca.
Cuando ha saltado ha cada una de esta canchas y a todas en las que le tocó jugar, lo ha hecho sordo. Y es que no le interesa escuchar los cánticos en contra de las barras de los otros equipos, total, él está para hacer goles.
A los únicos que quiere escuchar, y ver, es a los hinchas del Olmedo, por eso Hernán Barcos les pide “que sigan apoyando, que vengan (al estadio), que no los vamos a defraudar, hasta ahora no lo hemos hecho. Olmedo tiene mucho para dar, así que sigamos para adelante”.Este es el delantero de moda en el fútbol ecuatoriano, Hernán Barcos, el gran goleador del Olmedo de Riobamba. Este terrible sometedor de arqueros que se ha metido en la historia del Idolo de la Sultana de Los Andes.

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